CRONICA 40 AÑOS

 

CRONICA 40 AÑOS

El 30 de octubre de 1983, se produjo en la argentina lo que se considera la vuelta de la democracia, Con la victoria de la Unión Civica Radical con un 51,75% de los votos, dando lugar a Raul Alfonsin como presidente de la nación tras la dictadura cívico militar. El segundo lugar fue para Italo Luder,  del Partido Justicialista el cual obtuvo un 40.16% de los votos, mas atrás les siguieron Oscar Alende del Partido Intransigente con el 2.33%, Rogelio Frigerio del Movimiento de Integración y Desarrollo el cual recibió un 1.19% y por último, Francisco Manrique del Partido Federal. Este resultado fue la firma del pueblo argentino para la vuelta de la democracia, el retorno del derecho a elegir. Este derecho a elegir no solo se resume a el espectro político en sí, da lugar a una elección más profunda. Dentro del estado de sitio, una decisión cotidiana podría hacerte desaparecer, un mundo en el cual las elecciones estaban relacionados con la extrema incertidumbre. Las elecciones podían colocarte en la subversión en un abrir y cerrar de ojos.

El devenir de la democracia, fue la liberación de estas tenciones agobiantes. Los antecedentes que dieron forma a este hecho fueron, el agotamiento de la política económica de Martínez De Hoz y como frutilla del postre, la trágica guerra de Malvinas con nuestros jóvenes soldados. En primer lugar el plan de convertibilidad de Martínez de hoz y su feroz ataque a la industria argentina impulso a la emergencia de las marchas de los trabajadores del país. Un ejemplo, la huelga de la CGT, esta marcha fue la primera huelga general de 1979, realizada un 27 de abril. El grupo de los 25 gremios de la CGT realizaba la huelga para repudiar la dictadura y su política impuesta por Martínez de hoz. La huelga fue realizada en la clandestinidad. La huelga fue dirigida por Saul Ubaldini, líder del grupo de “la comisión de los 25” la cual más adelante fue reconocida como la “Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres”. Este sector se pudo poner el traje de “combativos” y con perspectivas políticas de ascender, se “acomodaron” para ubicarse frente a un descontento creciente no sólo de la clase obrera, sino de sectores de la clase media empobrecida y de la juventud. Se disparó una situación nueva que ubicó a los trabajadores, aunque tambaleándose, de pie y en primera fila. Resultado: reapareció el aparato de la burocracia peronista con otros referentes y la base del movimiento obrero que, aunque había perdido “lo mejor” tenía un aprendizaje hecho que se hizo activo, que prendió la mecha para empezar a tirar a la dictadura por los aires. Aunque los miembros de la huelga del 79” fueron detenidos tras la movilización. A partir de aquí la dictadura comenzaba a flaquear dando lugar a decisiones mas apresuradas e ansiosas, como los cambios de presidente, de ministros. En la asunción de viola en 1980 y la crisis económica ya consumada, la plata dulce ya había dejado de ser dulce. Se redujo el número de trabajadores en un 40% entre 1976 y 1980. La gestión de Martínez de Hoz finalizo en 1981 dejando al peso devaluado un 10% con relación al dólar. Ya con Galtieri en el poder sumado a la ineficiencia tanto de los ministro de economía que remplazaron a Martínez de Hoz, Lorenzo Sigaut y Roberto Aleman. El 5 de enero de 1982 la Junta Militar tomó la decisión de realizar una acción militar si las negociaciones diplomáticas con el Reino Unido no progresaban, La recuperación de las Islas Malvinas fue percibida como un elemento que iba a aglutinar a la descontenta sociedad argentina. Después de seis años de dictadura, la Junta Militar necesitaba de una victoria, tras una operación dramática pero necesaria para unir al país, con la recuperación de las islas Malvinas, un anhelado sueño de la sociedad argentina parecía el modo ideal de lograrlo. Este descontento social se evidencia también en otra marcha, también comandada por Ubaldini y la CGT. La marcha del 30 de marzo de 1982 la cual se encontraba bajo el lema “paz, pan y trabajo” logro que se movilizaran decenas de miles de personas a lo largo y ancho del país. A tres días antes de la recuperación de las islas Malvinas y el inicio de la guerra. Las protestas no sólo ocurrieron en Buenos Aires. Se repitió en Rosario, Mendoza, Neuquén y Mar del Plata. Todos bajo la misma consigna: “Pan, Paz y Trabajo”, que sintetizaba los reclamos más fuertes de una sociedad harta de guardar silencio después de seis años de vivir aplastada bajo las botas de la dictadura. Ubaldini, en una entrevista con el periodista Diego Genoud, recordaría la marcha de la siguiente manera: ”La jornada más maravillosa para mí fue la del 30 de marzo de 1982, antes de Malvinas, cuando salimos a la calle y fuimos detenidos. Pero fue una movilización masiva, con una sola tristeza: la muerte del compañero Benedicto Ortiz. Después fue el pueblo el que reaccionó. Desde los balcones tiraban macetas a la policía, de todo. Yo creo que apresuró el camino hacia la democracia.” En el último periodo del gobierno de facto, ya con Reynaldo Bignnone como presidente interino se dio la primera “Marcha por la Vida”. Todos estaban de pronto de acuerdo en algo: pedían una justicia real e independiente que garantizara el derecho a la vida. Los argentinos recordábamos que ya teníamos una Constitución Nacional; había que sacarla del cajón, exigían trabajo y el fin del “estado de excepción”; asqueaban los secuestros, las torturas y la impunidad con la que actuaba el aparato estatal de represión. Esta manifestación fue llevada a cabo por la Asamblea Permanente por loa derechos humanos, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, el Centro de Estudios Legales y Sociales, y la Agrupación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, el Servicio de Paz y Justicia para América Latina y las Madres de Plaza de Mayo. Teniendo al Premio Nobel  De La paz Adolfo Pérez Esquivel como gran protagonista.

https://tse4.mm.bing.net/th?id=OIP.Ah4IRFd-0-p4xnde21vA6QHaEw&pid=Api&P=0&h=180( Perez Esquivel,  en la marcha por la vida. Daniel Merle.)

ya en 1983 con La debacle de la aventura militar de las Malvinas, las crecientes protestas por las insoportables penurias económicas y el acuciante coro nacional e internacional de condena a las violaciones a los derechos humanos, se conjugaron para precipitar el final del estado de sitio. De a poco aquella, realidad lejana que reflejaba la dictadura, comenza a asechar de la mano de un pueblo con una voz que, en cada manifestación se hacia mas pesada. Para representar este nuevo clima de manera mas grafica me comunique con un familiar que vivió aquella época. Mi tía Gabriela Faiman, hermana de mi madre. Ella nació en 1968, vivió la época de la dictadura en un colegio para mujeres, para nuestra fortuna no sufrimos de ningún antecedente trágico. En una charla con ella, Gabriela relato lo siguiente: “Tenía 16 años y en mi casa no se hablaba de política quizás por de alguna manera proteger de “hablar de más” que era inconveniente en esos tiempos. Viví la muerte de Perón cuando era muy chica y el traspaso al gobierno de facto no fue un hecho que hubiera registrado. Solo recuerdo que un amigo de mi papá había desaparecido y en mi casa se vivía una sensación de miedo que no entendía muy bien y después entendí, en esa época se secuestraban a todos los que figuraban en una agenda. Al tiempo Guillermo, así se llamaba el amigo de mi papá, apareció ya que la familia tenía vínculos con los militares y recuerdo (tendría aproximadamente nueve años de edad) cuando contó su historia de picana y cómo lo habían liberado en un descampado desnudo y con venda en los ojos). La adolescencia hasta los 16 transcurrió en una escuela pública en las que las restricciones eran moneda corriente. Medias tres cuartos subidas, vincha y todo blanco y azul no podía verse cuello de otro color debajo del delantal. Una directora que se paseaba por las filas mientras sonaba aurora a la mañana controlando que nadie se saliera de ese estereotipo y si alguna osaba ponerse algo de maquillaje tenía que ir a lavarse la cara de inmediato. En medio también ocurrió la guerra de Malvinas algo que marcó a toda mi generación en la que teníamos bufandas para los soldados y escuchábamos los comunicados oficiales que decían que íbamos ganando… hasta que no… que la guerra terminó con las nefastas consecuencias. En contraposición con ese dolor empezó a vivirse otro clima. Las canciones “de protesta” como la marcha de la bronca de Pedro y Pablo empezaron a sonar sin que hubiese que escucharla a escondidas. Empezaron las campañas políticas. Una novedad en ese tiempo para mi. Recuerdo los cierres de campaña de Alfonsín ante una multitud y de Luder ante otra multitud con un cierre de acto y una quema de cajón que le representó la pérdida de la elección al peronismo. El aire era otro. Siempre lamenté no tener la edad para votar en ese momento. La gente que si ya podía hacerlo iba orgullosos, entusiasmados otra cosa estaba pasando. Después vinieron el juicio a las juntas un hito histórico llevado adelante por el gran demócrata que fue Alfonsín y puedo decir que recién en ese momento tome conciencia de todo lo que había ocurrido en esos años oscuros. Ya no era las medias tres cuartos la pollera a la rodilla y la vincha en su lugar cada una empezó a mostrarse con los colores que elegía y con pantalones si hacía frío. Ya no había que cuidarse de lo que se decía y los espacios de diálogo eran diferentes. Con la democracia se come, se cura y se educa.”

El ambiente estaba tiñéndose de este clima protestante a través de los sucesos que encaminaron al pueblo hacia las calles, un ejemplo fuera de los tópicos ya mencionados, pero tan presente en nuestra cultura, el futbol ya manipulado por lo militares en el mundial de 1978, siendo un mundial con intenciones de tapar la situación del país con respecto al mundo. Tapón que, como la medida económica en si, termino siendo muy costosa para la economía. En 1983 se gestaron protestas de parte de clubes, ternan arbitrales etc. El “River de los pibes” del 83. Estos chicos dirigidos por “La radio” Martin Pando, dieron la cara por el club en ese periodo en el cual, el plantel se encontraba en una huelga contra los dirigentes de aquel momento, incluyendo a Aragon Cabrera presidente del club y pieza fundamental para la remodelación  del Monumental para el mundial de 1978. El tema es que, con edad para jugar en cuarta o quinta división, tuvieron que poner la cara para salvar las papas y representar al primer equipo de River durante muchos partidos del Metropolitano 1983. , los muchachitos defendieron la banda roja a capa y espada. 0-3 ante Unión. 2-1 a Platense. 0-2 ante Huracán. 1-0 a Instituto. 0-4 ante San Lorenzo. 1-2 ante Racing de Córdoba y 0-0 frente a Independiente. La categoría 64 era famosa en el mundo River, pero tal vez no estaba del todo lista para poner la cara y aguantar la cachetada. Pero lo hicieron, y ese acto de anegamiento heroico por la camiseta, se recuerda mas allá de los resultados. Si bien River nunca estuvo cerca de irse al descenso gracias al promedio, no de casualidad terminó a los tumbos en la cancha y penúltimo en la tabla de posiciones. La campaña fue muy mala. En 36 partidos jugados, ganó 10, empató 9 y perdió 17 (casi una rueda entera). Hizo 37 goles y le metieron 50.

 

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(Aquí en la foto vemos al equipo de Pando antes de ganarle 1-0 a Instituto. Arriba: Montenegro, Gorosito (era el 5), Adrián Rodríguez, Karabín, Nicosia y Ariel Dacko. Abajo: Mercado, Dalla Líbera (por entonces con bastante pelo), Andreani, De Vicente y Fabio Nigro.)

La cultura y el ocio también estaban mutando al compás de un pueblo, progresivamente, mas demandante. La junta militar, en su mandato, también tenían a la cultura como objeto a corregir y ordenar, Producido el golpe de Estado el 24 de marzo de 1976, la Junta Militar señaló entre sus objetivos básicos sostener la vigencia de los valores de la moral cristiana, de la tradición nacional y de la dignidad de ser argentino. Para ello, se debían atacar las causas que favorecían la existencia de la subversión, enemigo cultural que se debía acabar. Para afrontar el problema se puso en funcionamiento una estructura en la que el Ministerio de Cultura y Educación debía dirigir el proceso cultural, mientras que el Ministerio del Interior debía ocuparse de los medios de comunicación. Bajo la conducción del general Harguindeguy, fue la Dirección General de Publicaciones dependiente del Ministerio del Interior la agencia especializada en el control cultural. Centralizó a nivel nacional el control sobre las actividades culturales. Además del comportamiento de los medios de comunicación, también se vigilaba la programación radial, televisiva y cinematográfica; y comisiones de seguimiento de los textos escolares Identificado el enemigo cultural, después se daba paso a la acción. La misma podía ir desde ejecutar la acción represiva por medio de normas públicas para censurar libros, películas o revistas. Pero cuando se trataba de artistas, editores, directores de cine, intelectuales, etc., la tendencia era su inclusión en una lista negra, recomendaciones verbales; o la detención, tortura y/o desaparición. Hubo obras y autores analizados que fueron considerados no marxistas o que no contradecían a la Constitución Nacional. Lo cierto es que la amplitud de los materiales analizados por los servicios de inteligencia no tenía límites establecidos: todo tipo de expresión cultural y comunicacional podía ser analizado, en tanto debía defenderse los valores occidentales y cristianos bajo los cuales se formarían las futuras generaciones. Eso explica que a pesar del claro impacto negativo que el Proceso tuvo sobre muchos actores, espacios y expresiones culturales, nuevos canales emergieron tras el retorno de la democracia en 1983, en especial durante la primavera democrática. Poco a poco, ideas y prácticas que habían afectado a la cultura (como la censura, la confiscación, la quema, la exhibición limitada de obras, el cierre de casas editoriales; la persecución y desaparición de artistas, editores y periodistas; u otras formas de presión más sutiles), comenzaron a ser un mal recuerdo de otros tiempos. 

El rock, por ejemplo, en 1982 fue el único ganador en la Guerra de Malvinas, porque con la prohibición de pasar música en inglés, desde el comienzo del conflicto bélico de 1982, la producción nacional ganó la radio y llenó los pubs y los espacios como el Estadio Obras. La música ya había perdido aquella cualidad sonora la cual suprimía los pedidos de ayuda en los centros clandestinos, ya no era un sonido que ocultaba el dolor, dejo de ser un sinónimo de tortura. El rock, en la dictadura supo las utilizar las metáforas con enorme eficiencia, Basta como ejemplo ver los casos de “Las golondrinas de Plaza de Mayo”, de Invisible, grupo que encabezaba Luis Alberto Spinetta; o “Serú Girán”, del homónimo grupo que integraba Charly García, que también incluyó en su repertorio “Canción de Alicia en el país de las maravillas”. Mientras que el tema de Spinetta fue visto como un grito de libertad en medio de la dictadura; la composición que daba nombre al grupo de Charly, escrito en un lenguaje inventado, fue interpretada como una respuesta a la censura que impedía hablar de determinados temas y la canción inspirada en la famosa novela de Lewis Carroll, como una velada denuncia de las desapariciones y las torturas. El rock ya en el horizonte de la democracia, supo ser un combustible para reforzar el espíritu del pueblo argentino y viceversa. El 10 de diciembre de 1983, el presidente electo Raúl Alfonsín inauguró una nueva etapa democrática en la República Argentina. Después de siete años de dictadura militar, la población civil se reencontraba con la posibilidad de volver a ejercer la libertad de expresión y de circulación, así como abrir el espacio para el debate y la discusión política. El destape democrático se tradujo en transformaciones que intervinieron directamente en la vida cotidiana. el rock y la cultura no se escaparon a esta novedad. Las letras de rock de la época se configuran en torno a este clima de reestructuración política. En vías de esta recuperación democrática, las letras responderán a la época a través de, por lo menos, tres propuestas estéticas: 1) la celebración y liberación del cuerpo en su dimensión erótica y festiva; 2) el testimonio y la denuncia de la represión sufrida durante el régimen militar; y 3) por último, la crónica sobre ese nuevo presente democrático que se está experimentando. El caso de Los Abuelos de la Nada, banda liderada por Miguel Abuelo, por ejemplo, ilustra cómo se vivían esos días. En la canción “No se desesperen”, del disco Vasos y besos (1983), Abuelo canta: “Sobre un arco iris / nace tu esperanza ya / no tengas dudas / pronto brillarás / críticas injustas / juventud sin unidad / es todo un verso / lo demostrarás”. Charly García, en cambio, propone una alusión directa a la violencia en “Nos siguen pegando abajo (pecado mortal)”, del disco Clics modernos (1983): “Miren lo están golpeando todo el tiempo  / lo vuelven vuelven a golpear / nos siguen pegando abajo”. La duplicación del verbo “vuelven” en el canto genera un efecto de insistencia que imprime sobre la voz que canta la violencia física ejercida contra el cuerpo descripto por la letra. La idea de libertad, en contra de toda atadura, se repite en “Yo soy tu bandera” (1983), de Miguel Abuelo: “Libertad / nada me ata y sigo vivo / yo soy bandera”. También en “Lo quiero ya” (1987), de Sumo, donde Luca Prodan canta: “Nada te ata a leer la novedad”. En “Ojos de videotape” (1983), Charly exhibe la indiferencia generalizada hacia los problemas sociales: “y este mundo te dirá por siempre / que es mejor mirar a la pared”.

 

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